Alguna vez soñe que era un ser amante de la noche, soñe que viajaba a través de la desdicha y pateaba fuertemente a los corazones rotos, soñe con la política del blues y sus seguidores.
Soñar, soñar, soñar...que queda de un simple soñador como yo, soy un amanate de los amantes de sus pieles y sus besos soy el ser que pernocta con las dudas y agudizaa sus sentidos al desencuentro.
Soñar es el mundo de los cuerdos que anhelan conocer esa transtornada y deseada locura. Soy de aquellos que se encontrarán al sonido del dulce saxofón bailando como siempre hipnotizada junto a las dulces melodias. Aún sigo soñando con la política del blues y sus seguidores. Del ufa, del uff, del vaiben.
Me encanto con el sueño de mis letras, con lo que leo con lo que escribo, con mi voz con mi yo con aquellos sueños amargos que convertire en tora o mejor en ese café negro medio humeante que acompañará a la media noche cuando ya todos duermen, cuando ya todos sueñan cuando yo imagino el deseo.
Bebere de las hierbas de la alegria y luego...
Bueno luego seguire a fumar de la anhelada y comercializada nicotina que más que nublar mis pulmones y nublar mi conciencia y quizas las voces que en mi cabeza habitan.
Hablaré de los sueños, del pasado, del presente, del cangrejear de los mismos, del uff del mar, del uff de los viajes, del ahh de las carreras y el ajetreo del ahh...que nos deja siempre la llegada de conformar el sueño logrado de la política del blues, con él único seguidor que soy yo, el seguidor del ¡Uff!¡soñe! el seguidor del sueño.
La política del blues y su único seguidor.
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