La vida... la tuve dos veces en dos seres que perdí,
dos seres que no podían pronunciar palabra,
pero que con su silencio me demostraron todo.
¡Bendita vida la que nacía de ellos en el mutismo!
La vida es un pasito corto y pesado, parece que nos
llega como un regalo sagrado, un regalo salido
de la nada, pero no es un regalo gratuito es una
transacción peligrosa.
Es como quien se encuentra una cantidad de dinero
en un maletín y no sabe si devolverlo o quedarse
con él al ser tan misteriosa su procedencia.
Cuántas veces he deseado devolver el maletín
y no embarcarme en la duda, pero he sido cobarde
lo admito, no he tenido el valor para encontrar el camino
hacia el dueño y devolverle lo que casualmente me
otorgó por error, por el contrario he ido sacando
cantidades mínimas de dinero y las he desperdiciado
frugalmente. Resulta que no soy tan avara como
debería es como si sospechara de esta eventualidad.